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Qué ver en Praga en cinco días
Lucía |

Qué ver en Praga en cinco días


Praga, la Ciudad de las Cien Torres, es uno de los destinos más mágicos y románticos de Europa. Con sus calles empedradas, su arquitectura gótica y barroca, y su atmósfera de cuento de hadas, esta capital checa te transportará a otra época. Cinco días es el tiempo perfecto para descubrir no solo los monumentos imprescindibles, sino también los rincones secretos que hacen de Praga una ciudad verdaderamente especial.

Cinco días en Praga te permiten sumergirte en su rica historia medieval, disfrutar de su vibrante vida cultural, explorar sus barrios bohemios y degustar la mejor cerveza del mundo en sus acogedores pubs tradicionales. La ciudad ofrece una combinación única de monumentos históricos, jardines románticos, miradores impresionantes y una escena gastronómica que va mucho más allá de los platos tradicionales checos.

Hemos diseñado este itinerario para que aproveches cada día al máximo, equilibrando las visitas obligatorias con tiempo para pasear sin rumbo fijo por sus callejuelas, descubrir cafés con encanto y observar cómo el sol ilumina las torres doradas que dan nombre a la ciudad. Cada día tiene su propio carácter, pero siempre con flexibilidad para adaptar el plan a tus intereses y al ritmo que prefieras.

Índice

  1. Día 1: El corazón de la Ciudad Vieja
  2. Día 2: El Castillo de Praga y Malá Strana
  3. Día 3: Barrio Judío y Ciudad Nueva
  4. Día 4: Vyšehrad y orillas del Moldava
  5. Día 5: Tesoros ocultos y despedida
  6. Consejos prácticos para moverte por Praga
  7. Dónde comer: del hospůdka al restaurante gourmet
  8. Planifica tu presupuesto
  9. La mejor época para visitar Praga

Día 1: El corazón de la Ciudad Vieja

Tu primera mañana en Praga debe comenzar en la Plaza de la Ciudad Vieja, el epicentro histórico y social de la capital checa. Llega antes de las 9:00 AM para admirar la plaza sin las multitudes y contemplar la impresionante mezcla de estilos arquitectónicos: gótico, barroco, renacentista y art nouveau conviviendo en perfecta armonía. El momento más especial es cuando el Reloj Astronómico marca las horas en punto (desde las 9:00 hasta las 23:00) y las figuras mecánicas cobran vida en un espectáculo que lleva funcionando desde 1410.

No te limites a ver el reloj desde abajo: sube a la Torre del Ayuntamiento para obtener una de las mejores vistas panorámicas de Praga. Desde aquí arriba verás el mar de tejados rojos, las torres góticas de Týn dominando la plaza, y a lo lejos el Castillo de Praga en lo alto de la colina. Dedica tiempo a explorar la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, con sus características torres gemelas que parecen sacadas de un cuento de hadas, y la Iglesia de San Nicolás, una joya barroca con frescos impresionantes.

Después de explorar la plaza, piérdete por las callejuelas medievales que la rodean. Visita la Casa Municipal, una obra maestra del art nouveau con su café y salas de conciertos decoradas con un lujo extraordinario. Almuerza en alguno de los restaurantes tradicionales cerca de la plaza (evita los más turísticos justo en la plaza misma) y por la tarde pasea por la Calle Celetná hasta llegar a la Torre de la Pólvora, una antigua puerta de entrada a la Ciudad Vieja. Termina el día caminando por la Calle Pařížská, la avenida más elegante de Praga, llena de boutiques de lujo y cafés modernos que contrastan con el ambiente medieval del casco antiguo.

Día 2: El Castillo de Praga y Malá Strana

El segundo día está dedicado al Castillo de Praga, el complejo de castillo antiguo más grande del mundo según el Libro Guinness de los Récords. Comienza temprano (las puertas abren a las 6:00 AM aunque los edificios interiores abren a las 9:00) para evitar las multitudes de medio día. Puedes subir en tranvía (número 22 hasta la parada Pražský hrad) o caminar desde el Puente de Carlos para disfrutar de las vistas durante el ascenso.

El complejo del castillo incluye varios monumentos que requieren al menos 3-4 horas de visita. La Catedral de San Vito es sin duda el punto culminante: su arquitectura gótica es impresionante tanto por fuera como por dentro, con vidrieras espectaculares, incluyendo las diseñadas por Alfons Mucha. No te pierdas el Callejón del Oro, una hilera de casitas de colores que antiguamente albergaban a orfebres y guardias del castillo. La leyenda dice que el alquimista del emperador trabajaba aquí intentando crear oro, aunque la realidad es menos romántica pero igualmente fascinante.

Después de explorar el castillo, baja hacia el barrio de Malá Strana (Ciudad Pequeña), uno de los rincones más encantadores de Praga. Sus calles empedradas, palacios barrocos y jardines escondidos te harán sentir que has retrocedido varios siglos. Visita la Iglesia de San Nicolás de Malá Strana (diferente a la de la Ciudad Vieja), considerada una de las obras maestras del barroco europeo. Si tienes energía, sube a la Torre Petřín, una réplica más pequeña de la Torre Eiffel que ofrece vistas panorámicas extraordinarias de toda la ciudad.

Dedica el final de la tarde a cruzar el Puente de Carlos al atardecer, cuando la luz dorada baña las estatuas barrocas y los músicos callejeros crean una atmósfera mágica. Este puente peatonal del siglo XIV, flanqueado por 30 estatuas de santos, es el corazón romántico de Praga. Asegúrate de tocar la placa de bronce de San Juan Nepomuceno (la que está más gastada) - según la tradición, te traerá buena suerte y garantiza tu regreso a Praga.

Día 3: Barrio Judío y Ciudad Nueva

El tercer día comienza en Josefov, el antiguo barrio judío de Praga, un área pequeña pero de inmensa importancia histórica y cultural. Compra el ticket conjunto que incluye las seis sinagogas principales y el antiguo cementerio judío. La visita más conmovedora es la Sinagoga Pinkas, convertida en memorial del Holocausto con los nombres de 77,297 víctimas checas escritos en sus paredes, y la exposición de dibujos hechos por niños del campo de concentración de Terezín.

El Antiguo Cementerio Judío es uno de los lugares más atmosféricos de Praga. Debido a la falta de espacio, las tumbas se apilaron unas sobre otras durante siglos, creando un paisaje único de lápidas inclinadas y sobrepuestas bajo los árboles centenarios. La Sinagoga Española, con su impresionante decoración morisca, y la Sinagoga Vieja-Nueva, la sinagoga activa más antigua de Europa, completan esta visita cultural imprescindible.

Por la tarde, explora la Ciudad Nueva (Nové Město), que a pesar de su nombre fue fundada en 1348 por Carlos IV. Comienza en la Plaza de Wenceslao, un bulevar amplio rodeado de edificios art nouveau que ha sido testigo de momentos cruciales de la historia checa. Visita el Museo Nacional en su extremo superior, recientemente renovado. Si te interesa la historia reciente, el Museo del Comunismo ofrece una perspectiva fascinante sobre la vida en Checoslovaquia durante el régimen socialista.

No te pierdas la Casa Danzante, un edificio posmoderno diseñado por Frank Gehry que contrasta deliberadamente con la arquitectura histórica circundante - apodado “Fred y Ginger” por su forma que evoca una pareja bailando. Termina el día en alguno de los jardines de la cerveza a orillas del Moldava, disfrutando de una cerveza checa mientras observas las vistas del castillo iluminado en la otra orilla del río.

Día 4: Vyšehrad y orillas del Moldava

El cuarto día ofrece un ritmo más relajado explorando Vyšehrad, la segunda fortaleza histórica de Praga y un lugar lleno de leyendas. Situada en una colina sobre el río Moldava, Vyšehrad es donde, según la mitología checa, la princesa Libuše profetizó la fundación de Praga. El complejo es mucho menos turístico que el Castillo de Praga, lo que te permite disfrutar de una experiencia más auténtica y tranquila.

Dentro de Vyšehrad encontrarás la Basílica de San Pedro y San Pablo, con su distintiva fachada neogótica, y el cementerio donde descansan muchas de las figuras más importantes de la historia checa, incluyendo compositores como Dvořák y Smetana, escritores como Karel Čapek, y el pintor Alfons Mucha. Los jardines y murallas ofrecen vistas espectaculares del río Moldava y de Praga. El ambiente aquí es contemplativo y romántico, perfecto para un picnic si el tiempo acompaña.

Por la tarde, explora las orillas del Moldava. Puedes hacer un crucero por el río (especialmente bonito al atardecer) que te permite ver la ciudad desde una perspectiva completamente diferente, pasando bajo el Puente de Carlos y otros puentes históricos. Alternativamente, alquila un barco de pedales o un paddleboard para una experiencia más activa y divertida.

Si prefieres quedarte en tierra, pasea por la isla de Kampa, una isla fluvial en Malá Strana que es perfecta para alejarse del bullicio turístico. Aquí encontrarás el Museo Kampa de arte moderno, el famoso Muro de John Lennon cubierto de grafitis inspirados en los Beatles y mensajes de paz, y una réplica de las esculturas “Crawling Babies” de David Černý que trepan por la Torre Žižkov. La atmósfera bohemia de la isla, con sus molinos de agua históricos, galerías de arte y cafés tranquilos, es el contrapunto perfecto a los días más intensos de turismo.

Día 5: Tesoros ocultos y despedida

Tu último día en Praga es perfecto para descubrir los tesoros menos conocidos que hacen de esta ciudad algo verdaderamente especial. Comienza el día visitando la Biblioteca del Monasterio de Strahov, considerada una de las bibliotecas más hermosas del mundo. Los dos salones principales - el Salón Teológico y el Salón Filosófico - son obras maestras barrocas con frescos en los techos, estanterías de madera tallada y una colección de libros antiguos impresionante. La entrada está limitada (solo se puede mirar desde la puerta), pero la belleza del lugar justifica completamente la visita.

Desde Strahov, camina hasta la Colina de Petřín si no lo hiciste el día 2. Los jardines de Petřín son especialmente hermosos en primavera con los cerezos en flor o en otoño con los colores cambiantes. Además de la torre mirador, encontrarás un laberinto de espejos, un observatorio astronómico y vistas panorámicas que rivalizan con cualquier otro mirador de Praga sin las multitudes del Castillo.

Por la tarde, explora el barrio de Vinohrady, una zona residencial elegante con hermosos edificios art nouveau, cafés hipster, tiendas vintage y restaurantes auténticos frecuentados por locales. La Plaza de la Paz (Náměstí Míru) con la impresionante Iglesia de Santa Ludmila es el corazón del barrio. Si buscas un ambiente más alternativo, el vecino barrio de Žižkov ofrece bares únicos, cervecerías locales y la vida nocturna más auténtica de Praga.

Dedica las últimas horas en Praga a comprar recuerdos de calidad: cristal de Bohemia (evita las imitaciones baratas), muñecas marionetas tradicionales, productos de Botanicus (cosmética natural checa), libros antiguos o discos de vinilo en las tiendas de segunda mano. Termina tu estancia con una última cena en un restaurante tradicional, brindando con una cerveza Pilsner Urquell o una Kozel mientras recuerdas los momentos mágicos vividos en esta ciudad que combina historia, belleza y ese encanto indefinible que solo Praga posee.

Consejos prácticos para moverte por Praga

Praga es una ciudad muy caminable, especialmente el centro histórico donde la mayoría de las atracciones están a distancia razonable a pie. Sin embargo, el transporte público es excelente, eficiente y económico. El sistema integra metro (tres líneas: A verde, B amarilla, C roja), tranvías, autobuses y hasta un funicular a Petřín. Un billete de 90 minutos cuesta alrededor de 40 CZK (1.60€) y te permite cambios ilimitados entre medios de transporte.

Compra una tarjeta de transporte de varios días si planeas usar el transporte público regularmente: un pase de 24 horas cuesta 120 CZK (5€) y uno de 72 horas 330 CZK (13€). Los billetes se pueden comprar en máquinas automáticas en las estaciones de metro, en quioscos o mediante la app PID Lítačka. No olvides validar tu billete al entrar (en las máquinas amarillas) o arriesgas una multa considerable si te encuentran sin billete válido.

El tranvía 22 es particularmente útil para turistas, ya que conecta muchos puntos importantes: desde Vinohrady pasa por la Plaza de Wenceslao, cruza el río, sube a Malá Strana y llega hasta el Castillo de Praga y Strahov. Los tranvías nocturnos (números 91-99) funcionan entre medianoche y 5:00 AM con frecuencia reducida. Evita los taxis normales en zonas turísticas que suelen tener tarifas abusivas - usa mejor Uber o Bolt que son significativamente más económicos y transparentes con los precios.

Dónde comer: del hospůdka al restaurante gourmet

La gastronomía checa es contundente, sabrosa y perfecta después de un día caminando por la ciudad. Los platos tradicionales que no debes perderte incluyen el svíčková (solomillo en salsa de nata con arándanos y dumplings), guláš (guiso de carne picante), smažený sýr (queso empanado frito), y por supuesto, los trdelník (chimeneas dulces) aunque técnicamente son de origen eslovaco y se han convertido en una trampa turística - si quieres algo auténtico, prueba mejor los koláče (pastelitos checos tradicionales).

Para experiencias auténticas a buen precio, busca los hospůdky (pubs tradicionales checos) frecuentados por locales. U Fleků es la cervecería más antigua de Praga (desde 1499) famosa por su cerveza negra casera, aunque es turística. Para algo más auténtico prueba Lokál (varias ubicaciones), U Parlamentu, o Café Savoy para un brunch elegante. Los mercados de comida como el Manifesto Market o el Náplavka Farmers Market ofrecen opciones modernas y diversas en ambiente relajado.

La cerveza checa es legendaria y significativamente más barata que el agua en muchos restaurantes. La República Checa tiene el mayor consumo de cerveza per cápita del mundo, y por buenas razones. Pilsner Urquell, Kozel, Staropramen y Budvar (la original, no confundir con la americana Budweiser) son marcas nacionales excelentes. En los pubs tradicionales, la cerveza se sirve en jarras de medio litro y es considerado de mala educación no terminarla. Prueba también el Becherovka, un licor de hierbas checo perfecto como digestivo después de una comida abundante.

Planifica tu presupuesto

Praga es uno de los destinos europeos más económicos, especialmente comparado con otras capitales como París o Londres. La moneda local es la corona checa (CZK), aunque muchos lugares turísticos aceptan euros, siempre es mejor pagar en coronas para obtener mejor cambio. El tipo de cambio aproximado es 1€ = 25 CZK, aunque fluctúa. Usa cajeros automáticos de bancos principales y rechaza siempre la “conversión dinámica de moneda” que te ofrecen - elige siempre pagar en coronas checas.

Las entradas a monumentos principales cuestan entre 250-500 CZK (10-20€): el Castillo de Praga con circuito completo cuesta 350 CZK, el ticket conjunto del Barrio Judío 500 CZK, la Torre del Reloj Astronómico 300 CZK. Muchas iglesias son gratuitas o tienen entrada económica. Los museos nacionales suelen ofrecer entrada gratuita un día específico al mes, consulta sus páginas web para planificar.

Para alojamiento, considera quedarte en Vinohrady, Žižkov o Karlín para mejor relación calidad-precio que el centro histórico. Los hostels cuestan desde 400-600 CZK por noche en dormitorio compartido, hoteles económicos 1500-2500 CZK por habitación doble, y hoteles boutique desde 3000 CZK. Reserva con varios meses de antelación si viajas en temporada alta (abril-octubre) o durante eventos especiales como Navidad o Año Nuevo cuando los precios se multiplican.

El transporte público es muy económico: un pase de 3 días cuesta solo 330 CZK. Para comidas, calcula 150-250 CZK por un menú del día en un hospůdka tradicional, 400-600 CZK para una cena de tres platos con cerveza, y 40-60 CZK por una cerveza de medio litro. Los supermercados como Albert, Billa o Lidl ofrecen productos básicos a precios locales si quieres ahorrar en algunas comidas.

La mejor época para visitar Praga

Praga es hermosa en cualquier época del año, pero cada estación ofrece una experiencia diferente. La primavera (abril-mayo) y el otoño (septiembre-octubre) son generalmente considerados los mejores momentos para visitar: temperaturas agradables, menos turistas que en verano, y la ciudad luce especialmente bonita con las flores primaverales o los colores otoñales en sus parques y jardines. Los cerezos en flor en Petřín durante abril son particularmente espectaculares.

El verano (junio-agosto) es la temporada alta con el mejor clima pero también las mayores multitudes y precios más altos. Las temperaturas pueden ser sorprendentemente cálidas (hasta 30°C), y lugares como el Puente de Carlos se vuelven casi intransitables por la cantidad de turistas. Sin embargo, la vida al aire libre está en su apogeo con festivales, conciertos al aire libre y terrazas llenas de ambiente.

El invierno (noviembre-marzo) transforma Praga en un cuento de hadas nevado, especialmente durante los mercados navideños (finales de noviembre hasta enero). Las temperaturas pueden bajar hasta -10°C, así que lleva ropa de abrigo adecuada. La ventaja es que los precios son más bajos, hay menos turistas, y experimentarás una Praga más auténtica frecuentada por locales. El castillo nevado y las calles empedradas cubiertas de nieve crean una atmósfera mágica que compensa el frío. Evita marzo que puede ser gris y lluvioso sin el encanto invernal ni las flores primaverales.

Praga en cinco días es una inmersión perfecta en una de las ciudades más bellas de Europa. Esta guía te ayudará a descubrir tanto los monumentos imprescindibles como los rincones secretos que los lugareños atesoran, creando recuerdos que durarán mucho después de que regreses a casa. La magia de Praga está en sus detalles: una torre dorada iluminada al atardecer, el sonido de los pasos sobre el Puente de Carlos de madrugada, el sabor de una cerveza perfectamente servida en un pub centenario, y esa sensación de estar caminando a través de la historia viva.


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