Roma, la Ciudad Eterna, es un museo al aire libre donde cada esquina cuenta miles de años de historia. Caminar por sus calles es como hojear un libro de historia del arte: ruinas romanas conviven con iglesias barrocas, fuentes renacentistas se alzan en plazas medievales, y la vida moderna fluye entre monumentos milenarios. Cinco días es el tiempo perfecto para sumergirte en la grandeza de Roma sin prisas, saboreando tanto sus tesoros artísticos como su famosa dolce vita.
Cinco días en Roma te permiten explorar desde la majestuosidad del Coliseo y la riqueza de los Museos Vaticanos hasta los rincones más auténticos del Trastevere, pasando por las plazas más bellas del mundo y las mejores trattorias donde probar la auténtica cocina romana. Esta ciudad te abrumará con su belleza, te fascinará con su historia y te conquistará con su atmósfera única donde el pasado y el presente se abrazan de manera natural.
Hemos diseñado este itinerario para equilibrar las visitas a los monumentos imprescindibles con tiempo para perderte por barrios con encanto, sentarte en una terraza a tomar un spritz, y vivir Roma al ritmo relajado de los romanos. Cada día tiene su propio carácter, pero siempre con la flexibilidad necesaria para improvisar un desvío hacia una iglesia escondida o detenerte a probar el mejor gelato de la ciudad.
Índice
- Día 1: La Roma Imperial - Coliseo y Foro Romano
- Día 2: El Vaticano y el Castel Sant’Angelo
- Día 3: Centro histórico - fuentes, plazas y panteones
- Día 4: Trastevere, Villa Borghese y la Roma bohemia
- Día 5: Basílicas mayores y joyas escondidas
- Consejos prácticos para moverte por Roma
- Dónde comer: la auténtica cocina romana
- Planifica tu presupuesto
- Reservas imprescindibles y cómo evitar colas
Día 1: La Roma Imperial - Coliseo y Foro Romano
Tu primera mañana en Roma debe comenzar en el símbolo más icónico de la ciudad: el Coliseo. Este anfiteatro del año 80 d.C. que albergó luchas de gladiadores y espectáculos para 50,000 espectadores sigue siendo impresionante dos mil años después. Reserva tu entrada online con varias semanas de antelación para evitar las colas que pueden durar horas, e intenta llegar cuando abren (a las 9:00 AM) para disfrutarlo con menos gente y mejor luz para fotos.
Dedica al menos 1-2 horas a explorar el Coliseo. Vale la pena pagar el extra por el acceso a la arena (el suelo donde luchaban los gladiadores) o al subterráneo donde esperaban las fieras y los gladiadores antes de salir a la arena mediante complejos sistemas de elevadores y trampillas. La entrada al Coliseo incluye también el Foro Romano y el Palatino, así que guarda tu ticket.
Después del Coliseo, cruza hacia el Foro Romano, el centro político, religioso y comercial de la antigua Roma. Aunque ahora son ruinas, caminar entre las columnas del Templo de Saturno, el Arco de Septimio Severo y la Vía Sacra es como viajar en el tiempo. Sube al Monte Palatino, la colina donde según la leyenda Rómulo fundó Roma en el 753 a.C. y donde vivían los emperadores en palacios lujosos. Las vistas del Foro Romano desde aquí son espectaculares y perfectas para entender la distribución de la antigua ciudad.
Por la tarde, visita la Piazza Venezia dominada por el enorme Monumento a Vittorio Emanuele II (apodado “la máquina de escribir” por su forma), donde puedes subir al mirador Terrazza delle Quadrighe para vistas panorámicas de Roma. A pocos pasos está la Basílica de San Pietro in Vincoli que alberga el impresionante Moisés de Miguel Ángel, una escultura de mármol tan realista que se dice que Miguel Ángel le golpeó la rodilla gritando “¿Por qué no hablas?”. Termina el día paseando por el barrio de Monti, el barrio bohemio cerca del Coliseo lleno de tiendas vintage, boutiques artesanales y restaurantes acogedores perfectos para tu primera cena romana.
Día 2: El Vaticano y el Castel Sant’Angelo
El segundo día está dedicado al Vaticano, el estado independiente más pequeño del mundo pero con una densidad de arte y cultura impresionante. Los Museos Vaticanos requieren un día completo si quieres hacerles justicia, así que llega temprano - abren a las 9:00 AM. La entrada DEBE ser reservada online con al menos 2-3 semanas de antelación, especialmente en temporada alta, o las colas pueden superar las 3 horas.
El recorrido por los Museos Vaticanos es un viaje épico de 7 kilómetros a través de galerías repletas de arte: desde esculturas clásicas como el Laocoonte y el Apolo del Belvedere hasta las Estancias de Rafael con frescos renacentistas impresionantes. Pero todo el mundo viene por una razón: la Capilla Sixtina. El techo pintado por Miguel Ángel entre 1508-1512 con escenas del Génesis, incluyendo la famosa “Creación de Adán”, y el fresco del Juicio Final en la pared del altar son obras maestras absolutas que justifican el viaje a Roma por sí solas. Dedica tiempo a simplemente sentarte y absorber la magnitud artística (aunque hablar y fotografiar están prohibidos).
Después de los museos, visita la Basílica de San Pedro, la iglesia más grande del mundo y centro de la cristiandad católica. La entrada es gratuita pero las colas pueden ser largas - entra por la salida de los Museos Vaticanos si es posible. La basílica es abrumadora: el Baldaquino de Bernini de 29 metros de altura, la Piedad de Miguel Ángel protegida tras cristal, y la tumba de San Pedro bajo el altar principal. Si tienes energía, sube a la cúpula (551 escalones o ascensor hasta cierto punto) para vistas espectaculares de Roma y la Plaza de San Pedro.
Termina el día visitando el Castel Sant’Angelo, originalmente el mausoleo del emperador Adriano y posteriormente fortaleza papal conectada al Vaticano por un pasadizo secreto. El castillo ofrece vistas preciosas del río Tíber y del Vaticano al atardecer. Cruza el Ponte Sant’Angelo, el puente decorado con esculturas barrocas de ángeles diseñadas por Bernini, y cena en el barrio de Prati, la zona residencial elegante cerca del Vaticano frecuentada por locales y con excelentes restaurantes.
Día 3: Centro histórico - fuentes, plazas y panteones
El tercer día es perfecto para explorar el centro histórico de Roma a pie, el área de plazas barrocas, fuentes monumentales e iglesias espectaculares que hacen de Roma una de las ciudades más bellas del mundo. Comienza tu día en la Fontana di Trevi, la fuente barroca más famosa del mundo. Llega antes de las 8:00 AM para verla sin las hordas de turistas que la invaden el resto del día - la diferencia es abismal. Lanza una moneda con tu mano derecha por encima de tu hombro izquierdo para asegurar tu regreso a Roma, según la tradición.
Camina 10 minutos hasta el Panteón, el templo romano mejor conservado del mundo construido en el año 126 d.C. La cúpula de hormigón con su óculo central (un agujero de 9 metros de diámetro) sigue siendo la cúpula de hormigón no reforzado más grande del mundo casi 2000 años después - un milagro de ingeniería romana. Desde 2023 el Panteón cobra entrada (5€) pero vale cada céntimo. En su interior están enterrados Rafael y varios reyes de Italia, y la luz que entra por el óculo crea efectos mágicos dependiendo de la hora del día.
A pocos pasos está la Piazza Navona, considerada por muchos la plaza más bella de Roma. Construida sobre las ruinas del Estadio de Domiciano, mantiene su forma alargada. Las tres fuentes barrocas, especialmente la Fontana dei Quattro Fiumi de Bernini que representa los cuatro ríos principales de los continentes conocidos entonces, son obras maestras. La plaza está rodeada de cafés perfectos para un cappuccino (aunque caros por la ubicación) mientras observas a artistas callejeros y turistas.
Por la tarde, visita la Piazza di Spagna con su famosa Escalinata de la Trinidad del Monte, uno de los lugares más fotografiados de Roma. Sube los 135 escalones hasta la iglesia Trinità dei Monti para vistas preciosas de la plaza y la ciudad. La zona alrededor es el barrio del shopping de lujo con Via dei Condotti y sus boutiques de alta costura. Termina el día en el Campo de’ Fiori, una plaza que de día alberga un mercado de frutas, verduras y flores, y de noche se transforma en un punto de encuentro lleno de bares y restaurantes con ambiente animado.
Día 4: Trastevere, Villa Borghese y la Roma bohemia
El cuarto día ofrece un ritmo más relajado explorando dos de los lugares más encantadores de Roma. Comienza la mañana en la Galería Borghese, posiblemente el museo más hermoso de Roma. IMPORTANTE: la entrada debe reservarse online con semanas de antelación y las visitas son por turnos de 2 horas. La colección incluye esculturas de Bernini que parecen imposibles (Apolo y Dafne, El rapto de Proserpina), obras de Caravaggio, Rafael, Tiziano y otros maestros en un palacete del siglo XVII rodeado de jardines.
Después del museo, explora Villa Borghese, el parque más grande y bonito de Roma. Alquila una bicicleta o simplemente pasea por sus senderos sombreados, visita el Pincio para vistas espectaculares de Piazza del Popolo, o rema en el pequeño lago. El parque también alberga otros museos si te sobra tiempo: la Galería Nacional de Arte Moderno o el Museo Etrusco en Villa Giulia. Villa Borghese es donde los romanos vienen a relajarse, hacer picnics, leer bajo los árboles - es la Roma local y auténtica.
Por la tarde, cruza el Tíber hacia el Trastevere, el barrio más pintoresco y bohemio de Roma. Sus callejuelas empedradas, edificios con fachadas de colores ocres y rojizos, balcones con plantas desbordantes, y plazas con fuentes crean una atmósfera que parece sacada de una película italiana. Visita la Basílica de Santa Maria in Trastevere con sus impresionantes mosaicos dorados del siglo XII, y luego piérdete por las calles descubriendo tiendas artesanales, galerías de arte y talleres tradicionales.
El Trastevere cobra vida especialmente al atardecer y de noche. Sube al Gianicolo (colina Janículo) para una de las mejores puestas de sol de Roma con vistas panorámicas de toda la ciudad - es el lugar perfecto para el aperitivo. Vuelve al Trastevere para cenar en alguna de sus innumerables trattorias donde probar los platos romanos más auténticos. Después de cenar, el barrio se transforma con músicos callejeros, terrazas llenas y un ambiente festivo que hace honor a la fama romana de saber disfrutar de la vida.
Día 5: Basílicas mayores y joyas escondidas
Tu último día en Roma es perfecto para explorar algunas de las basílicas mayores fuera de las rutas más turísticas y descubrir joyas escondidas. Comienza en San Giovanni in Laterano, la catedral de Roma (no San Pedro, como muchos creen). Esta basílica es la “madre de todas las iglesias” y su interior barroco es impresionante. No te pierdas el claustro medieval con sus columnatas decoradas con mosaicos y los restos del baptisterio original donde se bautizaron los primeros cristianos romanos.
Justo al lado está la Scala Santa, los 28 escalones de mármol que según la tradición Jesús subió durante su juicio ante Pilato, traídos desde Jerusalén por Santa Elena. Los peregrinos los suben de rodillas - es una experiencia conmovedora de presenciar. Continúa hacia la Basílica de Santa Maria Maggiore, una de las cuatro basílicas mayores de Roma famosa por sus mosaicos del siglo V y su techo artesonado decorado con el primer oro que llegó de América, regalo de los Reyes Católicos al Papa.
Si te queda tiempo y energía, hay varias opciones fascinantes para completar tu último día. La Boca de la Verdad en Santa Maria in Cosmedin es una antigua tapa de alcantarilla del siglo I con forma de rostro - la leyenda dice que muerde la mano de los mentirosos. Las Termas de Caracalla son ruinas impresionantes de uno de los complejos de baños públicos más grandes de Roma, con capacidad para 1,600 bañistas. El Circo Massimo, aunque ahora es básicamente un campo de hierba, fue el estadio más grande de Roma con capacidad para 250,000 espectadores.
Alternativamente, explora el barrio judío (Ghetto Ebraico), uno de los más antiguos de Europa. Visita la Gran Sinagoga con su distintiva cúpula cuadrada, camina por Via del Portico d’Ottavia, y prueba la cocina judío-romana en uno de sus restaurantes tradicionales - los carciofi alla giudia (alcachofas fritas) son imprescindibles. Termina tu estancia en Roma con un último gelato en una heladería artesanal (busca las que tienen el helado en contenedores metálicos cubiertos, no montañas brillantes), brindando con un último spritz y prometiendo volver pronto a la Ciudad Eterna.
Consejos prácticos para moverte por Roma
Roma se explora mejor a pie - el centro histórico es sorprendentemente compacto y caminar te permite descubrir rincones encantadores que te perderías en transporte. Desde el Coliseo hasta el Vaticano son unos 5 kilómetros (1 hora caminando), perfectamente factible dividido en etapas parando en monumentos. Lleva calzado muy cómodo porque las calles empedradas y adoquinadas pueden ser duras para los pies después de horas caminando.
El transporte público de Roma incluye metro (3 líneas: A, B, C), autobuses y tranvías. El metro es limitado comparado con otras capitales europeas porque cada vez que intentan excavar encuentran ruinas arqueológicas, pero las líneas A y B cubren los principales puntos turísticos. Un billete sencillo cuesta 1.50€ (válido 100 minutos con transbordos ilimitados) o puedes comprar un pase de 24 horas por 7€, 48 horas 12.50€, o 72 horas 18€.
Valida SIEMPRE tu billete en las máquinas amarillas/verdes al entrar o arriesgas multas de 50€. Los autobuses son útiles para llegar a lugares como el Trastevere o Villa Borghese. Evita taxis en la calle (tarifas abusivas) y usa Uber, Bolt, o la app FreeNow para taxis oficiales con tarifas reguladas. Roma también tiene scooters eléctricos compartidos por toda la ciudad si te sientes aventurero navegando el tráfico romano caótico.
Dónde comer: la auténtica cocina romana
La cocina romana es contundente, sabrosa y basada en ingredientes simples de calidad. Los platos que no puedes perderte incluyen: cacio e pepe (pasta con queso pecorino y pimienta negra, simplicidad perfecta), carbonara (con guanciale, huevo, pecorino - NUNCA nata), amatriciana (con tomate y guanciale), y supplì (croquetas de arroz con queso mozzarella que se estira al morderlas). Las alcachofas son reinas en Roma: alla giudia (fritas estilo judío) o alla romana (cocidas con mentuccia).
Evita restaurantes con fotos de comida en la puerta, menús en 5 idiomas, o camareros llamando a la gente desde la calle - son trampas turísticas. Para comida auténtica a buen precio, busca trattorias frecuentadas por locales en barrios como Testaccio (el barrio de la clase trabajadora tradicional), Monti, o Trastevere alejadas de las plazas principales. Trattoria Da Enzo al 29, Flavio al Velavevodetto, o Tonnarello son opciones excelentes.
Para un aperitivo típico romano, pide un spritz (Aperol o Campari con prosecco) acompañado de snacks en cualquier bar entre 18:00-20:00. El ritual del aperitivo es sagrado en Roma. Para desayuno, los romanos toman un cappuccino (SOLO por la mañana, nunca después de las 11:00) y un cornetto (croissant italiano) de pie en el bar - sentarse multiplica el precio. Y por supuesto, el gelato artesanal es obligatorio al menos una vez al día - busca heladerías como Giolitti, Fatamorgana, o Gelateria del Teatro.
Planifica tu presupuesto
Roma puede ser cara pero con planificación inteligente es perfectamente asequible. Las entradas a monumentos principales cuestan: Coliseo + Foro + Palatino 16-18€ (24€ con acceso arena/subterráneo), Museos Vaticanos + Capilla Sixtina 17€, Galería Borghese 15€, Panteón 5€. Muchas iglesias son gratuitas incluyendo San Pedro, Santa Maria Maggiore, y San Giovanni in Laterano. El primer domingo de cada mes muchos museos estatales son gratuitos.
El Roma Pass puede ser buena inversión: 72 horas cuesta 52€ e incluye transporte ilimitado más entrada gratuita a los dos primeros museos/monumentos que visites (elige los más caros como Coliseo y Galería Borghese) y descuentos en los demás. También te permite saltarte colas en algunos lugares. Calcula si se amortiza según tu itinerario antes de comprarlo.
Para alojamiento, considera zonas como Monti, Trastevere, Testaccio o Prati que ofrecen mejor relación calidad-precio que el centro histórico inmediato. Hostels desde 25-40€ por noche en dormitorio, hoteles económicos 80-120€ por habitación doble, boutique hotels desde 150€. Reserva con meses de antelación especialmente para Semana Santa, verano o Navidad cuando los precios se disparan.
Para comidas, calcula 10-15€ por un plato de pasta en trattoria tradicional, 25-40€ para una cena completa con vino de la casa, 1-3€ por un café dependiendo si lo tomas de pie o sentado (la diferencia puede ser enorme), 3-5€ por un gelato artesanal. Comprar agua, snacks y picnic en supermercados como Conad, Carrefour o Todis reduce significativamente los costos. El agua de las fuentes públicas (nasoni) por toda Roma es potable y gratuita - lleva una botella reutilizable.
Reservas imprescindibles y cómo evitar colas
Roma es una de las ciudades más visitadas del mundo, así que las colas pueden arruinar tu experiencia si no te organizas bien. Las reservas online anticipadas son OBLIGATORIAS para: Coliseo (especialmente acceso arena/subterráneo), Museos Vaticanos, Galería Borghese (sin reserva no entras), y muy recomendables para la cúpula de San Pedro. Reserva al menos 2-4 semanas antes, más en temporada alta (abril-octubre).
Para evitar las peores multitudes: visita los monumentos principales cuando abren (9:00 AM) o las últimas horas antes de cerrar. La Fontana di Trevi a las 7:00 AM vs. las 14:00 es una experiencia completamente diferente. Los lunes muchos museos cierran - verifica horarios antes de planificar tu itinerario. Los miércoles por la mañana el Papa da audiencia pública en Plaza de San Pedro (gratis pero requiere reserva) lo que genera multitudes extras en el Vaticano.
La Roma Pass puede ayudarte a saltarte algunas colas pero no todas - en el Coliseo y Museos Vaticanos tendrás que hacer cola de seguridad de todos modos. Las visitas guiadas suelen incluir acceso prioritario y contexto histórico valioso que hace que los monumentos cobren vida. Los free walking tours son excelentes para orientarte el primer día y aprender historia mientras caminas - funcionan con propinas (10-15€ por persona es lo habitual).
Roma en cinco días es una inmersión profunda en veinte siglos de historia, arte y cultura que han dado forma a la civilización occidental. Esta guía te ayudará a equilibrar los monumentos imprescindibles con la experiencia de vivir Roma como los romanos: comiendo en trattorias de barrio, paseando sin rumbo por calles empedradas, descansando en plazas sombreadas con un gelato en mano. La magia de Roma está en sus contrastes: la grandeza de los monumentos imperiales junto a la calidez de la vida de barrio, el arte sublime de Miguel Ángel conviviendo con el arte callejero contemporáneo, la solemnidad de las basílicas interrumpida por el bullicio alegre de las terrazas. Roma no se visita una vez - Roma te enamora para siempre y te llama a volver una y otra vez, porque como dicen los romanos: “arrivederci” nunca es un adiós, sino un “hasta pronto”.